Mi corazón arde por Tí, Jesús. ¿Dónde te encuentras ahora?
Te siento tan cerca y mi corazón no deja de palpitar cada vez más fuerte, esperanzado y suspirando por Tu llegada. Y sin embargo, a veces pareces tan alejado que me hace sufrir.
Llena el vacío de mi corazón. Dame la confianza y ayúdame a serte siempre fiel - a no temerle a nada de lo que se me presente en esta vida porque es por Tu misma Presencia como se me indica mi caminar.
Enséñame como sacar provecho de todo, del bien y del mal; acordándome del primero y olvidándome del último. Lléname del Amor que eres Tú: infinito, compasivo y para todos. Necesito de Tu presencia siempre dentro de mi ser, para así poder también amar a los demás (no como amarme a mi misma - pero amando como Tú amas, con el Amor que nunca se acaba y que sirve para unir hasta lo más quebrantado en este mundo).
Al sentir Tu presencia, nada más tiene sentido, hasta lo más amargo se vuelve tan dulce, más dulce que la miel. Al sentir Tu presencia, entro en cuenta que nada tiene importancia en esta vida de no ser el tenerte siempre a mi lado, en mi mente, dentro de mi corazón. Y de una vez, quedándote allí enterrado y sangrando por Amor. Mi corazón se expande como una esponja que quiere absorberte toda...sedienta de Tí.
Dáme del cáliz de Tu bendita sangre constantemente. Y si Tú me lo permites, quiero sangrar de amor también. El dolor ya no me duele si no lo es sólo por Tí, para Tí y contigo. Déjame unirme a Tí y no separarme jamás. Jamás he dejado de ser Tuya. Jamás mi corazón ha sentido el Amor consumidor que eres Tú. Jamás volveré a vivir un amor perdido (ya que los amores humanos sólo son temporales y tienen valor solamente cuando estamos unidos a Tí y a Tu Amor Infinito).
Ayúdame a ser atenta a Tu voz, a refugiarme en el silencio interior para así poder escucharte claramente y sin distracciones. ¡Lléname de Tí! Quiero caminar con humildad y Amor. Quiero ser humilde y amante. Quiero amar a los demás como Tú los amas, Señor. Quiero amar a los enfermos y prestarles de mí, para que puedan sentirte a Tí, y así sanar de sus heridas para unirse de nuevo a Tu Ser absoluto.
¡Cuánto has de sufrir mi amado Jesús! En tanto más nos amas, parece ser que más nos alejamos del Amor del cual todos nos originamos. ¿Cómo puede ser así? Este mundo y el pecado original que desgarró todo lo bueno. Pero lo bueno aún se entrega completo y no en pedazos porque ese completo, eres Tú.
Es Tu presencia la que aniquila el pecado y lo malo de este mundo tan inferior al Tuyo - pero siendo parte y comienzo del mundo y la vida eterna en Ti.