Niño que antes de nacer,
reconoce a su Señor
y da saltos de placer
bien puede llegar a ser
su profeta y precursor.
Su nombre será san Juan,
su morada, los desiertos;
langostas serán su pan;
sobre el agua del Jordán,
verá los cielos abiertos.
Otros lo vieron lejano
y le anunciaron primero;
Juan le ve ya tan cercano
que va extendiendo su mano
y señalando al Cordero.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Amén.