¿No es extraño que a pesar del anhelo
de amar, profundamente arraigado en el espíritu humano, sean otras las cosas
que se prefieren: éxito, sexo, prestigio, dinero, poder?
Empleamos casi todas nuestras energías en aprender a conseguir estos objetivos…y apenas nos dedicamos a aprender el arte de amar…
Empleamos casi todas nuestras energías en aprender a conseguir estos objetivos…y apenas nos dedicamos a aprender el arte de amar…
Yo no
cumplo plenamente mi misión como amante (proyectando el amor de Dios…) hasta
que no me convierto del todo en la persona que puedo ser. Dando todo lo que
puedo dar.
Aprendiendo
el amor de Dios comienza por seguir el ejemplo de Cristo y de los santos (la
bondad de la Madre Teresa, del Papa Juan Pablo II, etc…) En los santos se
refleja como Dios nos ama en cualquier situación y en cualquier momento. No importa
como piense las cosas, porque la realidad es que Dios me ama
incondicionalmente. Es así como nosotros debemos amar constantemente y con
todos.