Los esposos
cristianos, al poner su mirada en lo original de la primera pareja, recordarán
que lo realmente diverso en ellos es el modo de amar. Un amor que les llevaba
al servicio pleno de Dios, manifestado en una total disponibilidad de las cosas
materiales y del propio cuerpo y libertad.
Por lo tanto, el amor
en el estado matrimonial ha de ayudar a ordenar el uso de las creaturas, del
cuerpo y de la libertad. En este sentido se podría afirmar que el matrimonio católico es una verdadera consagración
a Dios.
Una entrega que lleva
a los esposos a alcanzar la santidad
a través de la vivencia por amor de los consejos evangélicos: pobreza interior,
entrega total…