Tuesday, July 13, 2010

El que dé a beber tan sólo un simple vaso de agua fresca…

¿Cuándo diste a beber al que agua te pidió sin esperar pago o recompensa?

¿Cuándo diste de comer al que hambre tenía? ¿Hambre de pan? ¿Hambre de una palabra compasiva o de consuelo?

Debemos de estar siempre atentos a las invitaciones que nos hace Dios para atender a nuestro prójimo. En un acto sencillo como el de prestar atención a una persona sedienta, hambrienta, adolorida en su caminar…damos más que un simple vaso de agua o un pedacito de pan. Estamos entregando momentos de caridad al Señor de la Caridad quien nos une en su gran amor en familia. A cada instante que digamos que "Sí" a Dios Padre, entregándonos completamente a Su divina voluntad actuando a favor de actos buenos que cumplen con nuestra misión de unir a nuestros hermanos y hermanas como una sola familia…estamos apegándonos más a vivir unidos completamente en Cristo.


Vivamos pues, escuchando atentamente la voz que nos une como familia de Dios. La voz que ablanda corazones y penetra en lo más profundo de nuestro ser es la voz del Buen Pastor, Jesucristo, mi hermano y compañero para siempre. Ven conmigo, Jesús. Nunca te apartes de mí.