El andar por el camino todo llano, que parece
el más descansado, suele cansar más, porque le falta variedad: ¿Cuánto cansarán
los caminos de la eternidad, aquellos dolores perpetuos que no pueden mudarse,
ni topar con el fin, ni experimentar disminución?
Lo que fueron los tormentos de Caín ahora cinco
mil años esos son ahora después de pasados tantos siglos; y lo que son ahora,
eso serán de aquí a otro tanto de tiempo: sus partes compiten con la eternidad
de Dios, y la duración de su desdicha con la duración de la gloria divina…
Mira, por el contrario, cuán dichosa suerte sea
la de los que mueren en gracia, pues su gloria será inmortal, sin miedo de que
se ha de acabar: su bienaventuranza inmutable, sin poderse envejecer; su corona
incorruptible, sin haberse de marchitar; donde siempre el contento será nuevo,
y su gloria reverdecerá por perpetuas eternidades…
Ahora pregunto
lo siguiente: ¿Cómo será tu andar en la eternidad?