Dios, en Su Espíritu Santo, me alienta y me inspira a proclamar desde los montes más altos (lugares donde ni siquiera se ve que la gente pueda sonreír por lo desoladas que se encuentran en su desconocer el amor de Dios). Proclamar con mi sonrisa y el mismo amor de Dios que llevo por dentro (ya que Él me llena constantemente y sin cesar). Proclamar con la Palabra de Dios que muchos desconocen porque nunca se les ha compartido con amor y caridad.
Muchas veces me mueven pensamientos de ir a lugares sobre-habitados de personas que corren de lugar en lugar para cumplir con quehaceres mundanos - sin fijarse en su prójimo al correr. Me pintarían como una mujer que tiene perdido el juicio. ¡Qué locura, dirían! Sin embargo, Dios nos inspira a lograr superar estos movimientos contrarios para avanzar en santidad y servir como Sus instrumentos en servicio a su rebaño.
Aquí estoy, Señor, ¿qué quieres que haga? Esta es mi suplica de este día. Permíteme vaciarme de toda cosa y pensamiento contrario a Tu Divino plan. Déjame cumplir con mi tarea el día de hoy, por más pequeña que ésta sea...Porque por Tu gracia, me has de permitir hacerlo con todo el amor necesario...Y éste es infinito. Así sea. Amén.