Monday, December 8, 2008

En el recuerdo de La Presencia

Mi corazón arde por Tí, Jesús. ¿Dónde te encuentras ahora?

Te siento tan cerca y mi corazón no deja de palpitar cada vez más fuerte, esperanzado y suspirando por Tu llegada. Y sin embargo, a veces pareces tan alejado que me hace sufrir.

Llena el vacío de mi corazón. Dame la confianza y ayúdame a serte siempre fiel - a no temerle a nada de lo que se me presente en esta vida porque es por Tu misma Presencia como se me indica mi caminar.

Enséñame como sacar provecho de todo, del bien y del mal; acordándome del primero y olvidándome del último. Lléname del Amor que eres Tú: infinito, compasivo y para todos. Necesito de Tu presencia siempre dentro de mi ser, para así poder también amar a los demás (no como amarme a mi misma - pero amando como Tú amas, con el Amor que nunca se acaba y que sirve para unir hasta lo más quebrantado en este mundo).

Al sentir Tu presencia, nada más tiene sentido, hasta lo más amargo se vuelve tan dulce, más dulce que la miel. Al sentir Tu presencia, entro en cuenta que nada tiene importancia en esta vida de no ser el tenerte siempre a mi lado, en mi mente, dentro de mi corazón. Y de una vez, quedándote allí enterrado y sangrando por Amor. Mi corazón se expande como una esponja que quiere absorberte toda...sedienta de Tí.

Dáme del cáliz de Tu bendita sangre constantemente. Y si Tú me lo permites, quiero sangrar de amor también. El dolor ya no me duele si no lo es sólo por Tí, para Tí y contigo. Déjame unirme a Tí y no separarme jamás. Jamás he dejado de ser Tuya. Jamás mi corazón ha sentido el Amor consumidor que eres Tú. Jamás volveré a vivir un amor perdido (ya que los amores humanos sólo son temporales y tienen valor solamente cuando estamos unidos a Tí y a Tu Amor Infinito).

Ayúdame a ser atenta a Tu voz, a refugiarme en el silencio interior para así poder escucharte claramente y sin distracciones. ¡Lléname de Tí! Quiero caminar con humildad y Amor. Quiero ser humilde y amante. Quiero amar a los demás como Tú los amas, Señor. Quiero amar a los enfermos y prestarles de mí, para que puedan sentirte a Tí, y así sanar de sus heridas para unirse de nuevo a Tu Ser absoluto.

¡Cuánto has de sufrir mi amado Jesús! En tanto más nos amas, parece ser que más nos alejamos del Amor del cual todos nos originamos. ¿Cómo puede ser así? Este mundo y el pecado original que desgarró todo lo bueno. Pero lo bueno aún se entrega completo y no en pedazos porque ese completo, eres Tú.

Es Tu presencia la que aniquila el pecado y lo malo de este mundo tan inferior al Tuyo - pero siendo parte y comienzo del mundo y la vida eterna en Ti.

Monday, November 17, 2008

En la presencia del dolor

¡Cuánto mas ha de sufrir nuestro amado Jesús, al ver (y sentir) el rechazo de sus criaturas – creadas a Su imagen y semejanza!

En decidido momento se nos permite la gracia de entender que el dolor es en verdad algo ‘dulce y suave’ cuando se vive y ofrece con corazón sincero, puro y apasionado en Dios. Entonces, vamos entrando en lo que viene siendo la única Verdad de nuestro existir: creados para amar a Dios sobre todas las cosas.

Al profundizar en el dolor, aceptándolo todo como gracia y don de la Mano Divina, se nos brinda la oportunidad de penetrar en los secretos más íntimos de Su Ser. Estos momentos de gracia sirven solamente como 'una pequeña luz' o luceritos que nos señala(n) y abrillanta(n) el camino a (o por donde) seguir.

Entre más nos unimos al Crucificado, más ahondaremos la necesidad de cumplir con cualquier penitencia que nos fuere impuesta, para así (con la ayuda del Espíritu Santo) llegar a abrazar a toda la humanidad en un simple suspiro de entrega total y absoluta.

Oración: O Señor, Permítenos entregarnos fielmente al momento de dolor como Tu propia Madre (la Virgen Maria) lo vivió tan intensamente en su caminar terreno y a los pies de Tu Cruz, y que (por decir) lo sigue viviendo en el sufrir de sus hijos (nosotros los seres humanos). Refuérzanos con el divino manjar de Tu propio cuerpo y sangre en la Sagrada Eucaristía, para que así - unidos en Ti, logremos cumplir con el apostolado propio que nos tuvieres encargado en nuestro camino terrenal y hasta el fin de nuestros días. Amén.

En la presencia de la ausencia

Cuando la mente falla y la memoria se desvanece ¿Acaso es como perder al ser (amado) de antemano? ¿Darlo por muerto – aún cuando muerto no lo está?

Entendemos (por gracia de Dios) que el vivir esta vida es el de morir continuamente. Morir a todo lo que no se conforme al Plan Divino para nuestra vida eterna (en Dios).

Ahora bien, si una persona pierde la capacidad de reconocer lo que le sucede; si la memoria ya no le funciona como anteriormente (a causa de los años o por enfermedad); si poco a poco (o de golpe) pierde el recuerdo de momentos vividos; se podría decir que el simple hecho de que en la presencia está Dios, se nos permitirá agradecer la ausencia personal del ser (amado) – para así, desposar en Jesús, con Dios Padre y Espíritu Santo – todas las atenciones y ofrendas de caridad para con estos seres pequeños e indefensos ya. Con absoluta confianza se nos llenarán los corazones con la firme esperanza de recibir el bien para todos los presentes, aunque ausentes estén.

¿Qué más se puede pedir para los ausentes, si Dios Padre les ha dado todo ya? ¿Si al comenzar y terminar el día todo se nos acomoda para bien de los que amamos al Señor? (Romanos)
La presencia de la ausencia se vive plenamente en la Fe, la Esperanza y el Amor Eterno. Allí nos encontramos todos, siempre y por siempre.

Monday, November 3, 2008

En la amable presencia de Maria

Mil gracias te damos Señor
por habernos entregado – a los pies de la Cruz
(a) tan amable y dulce presencia
(en) la de Tu Virgen Madre, Maria.

En ella depositas Tu gran Misericordia y Amor,
Consuelo y Esperanza
para con todos nosotros los hombres/la humanidad entera.

La dulce e inigualable presencia de Maria
nos motiva e inspira a seguir buscándote en todos
y en todo lo bueno que hemos recibido
(y seguimos recibiendo)
hasta los fines del mundo.

El sólo pronunciar su dulce nombre
con fe y devoción – Maria
nos permite recibir dulzura en consuelo, amor profundo, alegría constante, confianza firme y fortaleza perdurable –
que se vive, en el alma y en el corazón.

Aunque pronunciemos u oigamos el nombre de Maria mas de un mil veces,
tiene la gracia – como el nombre de Jesús –
de pronunciarse o escucharse como algo siempre nuevo y hermoso
en una dulce suavidad espiritual.

Como decía el enamorado San Bernardo:
“Oh excelsa Maria, digna de toda alabanza,
no se te puede nombrar con devoción
sin que aumente el amor del corazón.
Ni se puede pensar con fe en ti
sin sentirse consolado, enfervorizado y deseoso de amarte más y más.”
La presencia de nuestra buena Madre Celestial
nos va infundiendo la esperanza del perdón
y así recobramos y conservamos la gracia de Dios.

“Oh Maria, Madre mia
Oh Consuelo del mortal
amparadme y guiadme
a la patria celestial.”

Friday, October 10, 2008

La presencia de Dios en la unidad

La unión con Jesus en su Cruz, hace la fuerza. Entre menos se oponga la voluntad propia a la voluntad divina, mejor se vive en comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

La Santísima Trinidad nos pone el ejemplo (por decir) de como proceder en la unidad con el prójimo. Siempre y cuando obremos con corazones sinceros y entregados al servicio de la Iglesia, la presencia de Dios se manifestará a cada momento y en todo lugar... La esencia del amor se respira cuando unidos trabajamos los unos con los otros.

Tuesday, September 30, 2008

En cada momento

En cada momento
el amor se respira
porque el dueño eres Tú.

En cada momento
el corazón palpita
en el don de la vida
cuyo autor eres Tú.

En cada momento
la vista te contempla
en todas partes de Tú creación
elevando ofrendas,
pequeños suspiros
entregados al Amor.

En cada momento
gracias damos
por habernos dado la vida.
La vida en Ti,
nuestro Camino,
nuestra Verdad,
nuestra Luz verdadera.

Sunday, September 14, 2008

La íntima presencia de Dios

La intimidad exige una entrega total y absoluta.
¿Estamos dispuestos a dar la vida misma para encontrarnos con Él?

Fuimos creados primeramente para vivir en un mundo que viene siendo como el ante-sala de nuestro hogar permanente. Este lugar terrenal es donde nos vamos formando. Dios nos va preparando, para así poder llegar como se debe - y con la ayuda de Él - a nuestra meta final.

Aquí sobre la tierra, convivimos con muchos, y no a todos se nos dan a conocer en la intimidad, puesto que Dios (siendo 'la esencia' de nuestro ser) es quien nos conoce íntimamente (y exclusivamente). Aquel que penetra los secretos mas íntimos, conoce los anhelos del Espíritu...
Dios dispone las cosas para bien de los que lo aman...(Romanos 8)

En el Espíritu Santo (se puede decir) es donde (y con quien) vamos descubriendo un conocimiento verdadero y más profundo de la intimidad en Dios.

Al entregarnos en Su servicio - los unos a los otros -
al levantar a nuestros hermanos dolientes y afligidos por los malestares pasajeros de esta vida - al sonreírle a cada persona que Dios pone en nuestro camino -
al escuchar, con verdadero interés a la persona que llora de dolor (sin saber por qué) ofreciéndole consuelo y comportándonos compasivamente -
al darle alimento al hambriento y bebida al sediento -
al darle ánimo al cansado -
al entregarnos fielmente a estos momentos en nuestro vivir -
es allí en donde nos encontramos en la intimidad con Dios y reconocemos su íntima presencia, porque cumplimos con sus mandatos al haber escuchado Su voz cuando nos dice que al entregarnos al amor en servicio a los demás, lo hacemos todo en la intimidad de Su Ser (con Él, para Él y en Él, Dios Padre omnipotente y por los siglos de los siglos) Amén.

Ese salir de sí - hacia afuera,
que implica el amor (verdadero),
se manifiesta en la apertura
y sensibilidad...
hacia las necesidades ajenas
en todo el órden de la existencia.

Saturday, September 13, 2008

Su Presencia en el amor

La presencia constante y permanente de Dios - se nos ha manifestado en la persona de cada uno de nosotros los seres humanos - al habernos creado Dios Padre a "Su imagen y semejanza..."

Al vivir cada momento de nuestras vidas, es necesario preguntarnos (al instante o por lo menos al caer la noche) si vivimos conscientes de Su Presencia. Porque de no ser así, debemos suplicarle a Dios Padre que tenga misericordia de nosotros (pobres desagradecidos e infieles) y nos perdone esta mentira en nuestro vivir.

Pidámosle (con urgencia) a Dios, quien por su inigualable generosidad imparte misericordia infinita, que se apiade de nosotros en nuestra debilidad y que nos llene nuestros corazones (limitados en su humanidad) de su amor (que es infinito) para que así podamos ofrecerles a todos (sin excluir a nadie) un amor verdadero y no perecedero - un amor inagotable puesto que su fuente original es de Dios mismo.